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En el día a día de nuestra profesión nos encontramos con mucha frecuencia con la frase que encabeza este artículo, cada vez que un paciente cree necesitar un producto tópico para alguna afección cutánea la primera forma farmacéutica que se le viene a la mente es la crema.

Es durante la anamnesis, información recopilada por el farmacéutico, o cualquier otro profesional de la salud mediante preguntas específicas, formuladas bien al propio paciente o bien a otras personas relacionadas para obtener datos útiles, y elaborar información valiosa para formular el diagnóstico y tratar al paciente, donde se elige qué producto y bajo qué presentación es más adecuado para la afección que es motivo de la consulta.

1.- UNGÜENTO:  es un producto que presenta un alto contenido graso, poca agua, por lo que no se usan como hidratantes, son muy oclusivos y las sustancias que vehiculizan se absorben muy bien.

Se usan en lesiones crónicas, donde la piel esté engrosada o muy seca, también zonas cutáneas escamosas y con costras.

No se recomienda en zonas pilosas, infectadas, inflamadas o exudativas.

2.- POMADA: su contenido graso es menor que en el caso del ungüento pero sigue siendo elevado, también presentan mayor contenido hídrico. El poder oclusivo es algo menor así como la absorción de los activos que incluyen.

Está indicada en lesiones crónicas, piel seca, gruesa o escamosa.

No debe usarse en zona infectada, inflamada o pilosa.

3.- CREMA: es la forma con menos contenido graso y más acuoso de las vistas hasta ahora, presenta menor poder oclusivo y de absorción de sustancias vehiculizadas.

Se usa en zonas de piel fina: axila, cara, escroto. Indicada en lesiones agudas y piel normal

4.- GEL: es una forma farmacéutica menos usada que las anteriores, presenta un altísimo contenido acuoso y se aconseja su uso en zonas pilosas, cara y piel grasa

No debe usarse cuando se requiera una gran absorción de los activos vehiculizados.

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